La Revolución de la Vacunación por la Verdad

Por Barbara Loe Fisher
Publicado originalmente Abril2017

Estamos reunidos en el Capitolio de nuestra nación representando a muchos miles de personas en Estados Unidos y a sus familias, quienes no pueden estar aquí el día de hoy debido a que están enfermos o cuidando a un enfermo.1 2 3 Estamos aquí para las familias y médicos que viven con el miedo de que serán discriminados y castigados si hablan con honestidad en sus comunidades sobre lo que saben que es la verdad.4 5 6 7 8

Hemos venido a defender la libertad de pensamiento, expresión y conciencia, los derechos inalienables y naturales que nos unen, sin importar dónde vivamos, el color de nuestra piel, la fe que nos mantiene o las filosofías que nos definen.

Estamos llamando al gobierno para que haga su trabajo y proteja la salud de las personas--en vez de proteger a las industrias con fines de lucro que hacen negocios con el gobierno y manipulan la información que publican los principales medios de comunicación.

Estamos defendiendo el derecho a saber la verdad sobre la seguridad de los alimentos que consumimos,9 el agua que bebemos,10 los medicamentos que los médicos recetan11 12 13 y las vacunas que las personas en los Estados Unidos se ven obligadas a recibir para poder asistir a la escuela,14 recibir atención médica15 16 y conservar un empleo.17 18

Y estamos aquí para atestiguar el sufrimiento de nuestros hijos, quienes no tienen voz y no tienen más opción que la que nosotros, sus madres y padres, les damos.

Queremos que los funcionarios del gobierno nos expliquen porqué nuestro país, que en lo que más gasta es en atención de salud19 20 y tiene una de las tasas más altas de vacunación infantil en el mundo21, está siendo afectado por una epidemia de enfermedades crónicas y discapacidades que cuesta más de dos mil millones de dólares al año,22 la cual ha creado la población de niños y adultos jóvenes más enfermos de la historia de los Estados Unidos:

• 1 de cada 6 niños tiene problemas de aprendizaje;23
• 1 de cada 9 tiene asma;24
• 1 de cada 10 es diagnosticado con un trastorno mental;25
• 1 de cada 13 personas tiene demasiadas a los alimentos;26
• 1 de cada 20 tiene epilepsia;27
• 1 de cada 50 desarrolla autismo;28
• 1 en 400 tiene diabetes29

Y millones más están luchando con otros tipos de daño cerebral y del sistema inmunológico que se caracterizan por la inflamación crónica del cuerpo.

No hay un precio lo suficientemente alto como para ponérselo a los costos que van a llevar a la quiebra a nuestra nación a medida que estos niños crezcan y muchos se enfrenten a toda una vida de atención de salud y necesidades de alojamiento.30

¿Qué tipo de trabajos van a tener? ¿Dónde van a vivir? ¿Qué va a suceder cuando sus padres mueran?31

No nos callaremos porque la integridad biológica de otra generación de niños se destruye en esta amarga cosecha que sólo va a continuar si lo permitimos.

Digo esto como una madre que presenció que su saludable e inteligente niño de dos años y medio sufrió una convulsión, tuvo un shock e inflamación cerebral32 33 horas después de su cuarta vacuna DPT en el año de 1980, esto le dejó múltiples problemas de aprendizaje y 12 años de confinamiento a un aula de educación especial en el sistema escolar público. Mi hijo no murió y no sufrió daños cerebrales graves como tantos niños para quienes los riesgos de la vacunación resultan ser del 100 %.

Sin embargo, él fue parte de la oleada de niños con discapacidades de aprendizaje que surgió en la década de 1980, creció en la década de 1990 y que estalló en la primera década del siglo XXI34 35 precisamente al mismo tiempo en que el programa federal de vacunación infantil se triplicó de 23 dosis de siete vacunas en 198036 a 70 dosis de 16 vacunas durante los próximos 30 años.37

Ahora los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos le ordenan a los médicos que le administren vacunas a mujeres embarazadas que nunca han sido autorizadas para su uso durante el embarazo.38 Luego, el primer día de nacimiento y después durante la infancia, se les dice a los médicos que les den a los niños seis docenas de dosis de vacunas que contienen bacterias y virus genéticamente modificados, además de ingredientes como mercurio, aluminio, formaldehído, fenoxietanol, glutaraldehído, proteínas, partículas sintéticas, antibióticos y ADN y ARN de humanos, animales e insectos.39

¿Dónde están las buenas prácticas científicas que demuestran que los niños son más saludables cuando se les administran vacunas en repetidas ocasiones, las cuales estimulan excesivamente 50 veces las respuestas inmunológicas inflamatorias de manera artificial antes de los seis años?40

¿Qué tan enfermos tienen que estar los niños demasiado vacunados de los Estados Unidos para hacer que los funcionarios de salud del gobierno reevalúen el supuesto de que vacunarlos cada vez más es igual a gozar de una mejor salud?

Enséñenos las Pruebas y Dennos una Opción

¿Dónde está la evidencia científica creíble de que es seguro darle a los niños anfetaminas y antidepresivos con efectos secundarios que incluyen pensamientos suicidas y comportamientos violentos41 o que los niños son más saludables cuando beben agua repleta de fluoruro42 y tienen dientes con amalgamas de mercurio43 y cuando consumen alimentos transgénicos, procesados y contaminados con pesticidas, químicos, hormonas y antibióticos?44 ¿Y por qué el gobierno se une a la industria química y bloquea el etiquetado de los productos alimenticios genéticamente modificados45 para que las personas de los Estados Unidos no tengan derecho a saber, ni libertad para elegir los alimentos que consumen y les brindan a sus hijos?

¿Por qué el Congreso46 creó la ley de los Remedios del Siglo XXI, que el año pasado fue promulgada como ley para que las normas de autorización y consentimiento informado de la FDA pudieran reducirse aún más? Ahora se le ha facilitado el camino a la industria farmacéutica--el grupo de presión más importante del Capitolio--para que puedan experimentar con personas sin su consentimiento, y para acelerar aún más la llegada de medicamentos y vacunas al mercado--sin probar primero que son seguros y efectivos.

¿Y por qué el Congreso creó un sistema administrativo federal de lesiones causadas por las vacunas, alterno a las demandas a la Ley Nacional de Protección contra Lesiones Causadas por Vacunas en la Niñez de 1986--pero no tomó ninguna medida cuando los Departamentos de Salud y Justicia abatieron sistemáticamente dicha ley y la convirtieron en una broma cruel?47 Hoy en día, a la mayoría de los niños que sufren lesiones a causa de las vacunas se les niega la indemnización, por lo que los funcionarios del gobierno no tienen que admitir cuántos niños de los Estados Unidos tienen daño cerebral y cuántos mueren después de ser vacunados.48

El Congreso nunca dijo una palabra cuando en el año 2011 Big Pharma usó esa ley para persuadir al Tribunal Supremo de los Estados Unidos de que prohibiera efectivamente todas las demandas por lesiones de vacunas en el país al declarar que las vacunas autorizadas por la FDA eran "inevitablemente inseguras".49

Los 3.6 mil millones de dólares en indemnizaciones federales por lesiones a causa de las vacunas, que se han otorgado a más de 5 000 víctimas de la vacunación desde 1988 no alcanzan a pagar el daño causado, no cuando dos de tres reclamaciones son negadas,50 y no cuando las compañías farmacéuticas no tienen interés en que las vacunas sean menos dañinas debido a que todos los habitantes de Estados Unidos están legalmente obligados a comprar y usar sus productos de vacunación sin su responsabilidad.

Todas las promesas que el Congreso le hizo a los padres en el año de 1986 fueron mentiras. Y 30 años es tiempo suficiente como para que los padres sigan esperando a que funcione la fallida reforma de responsabilidad civil.

El Escudo de Responsabilidad que Protege a Big Pharma Debe Eliminarse

Nunca se le debería permitir a ninguna industria escapar de su responsabilidad en un tribunal civil frente a un jurado de colegas cuando sus productos lucrativos dañan y matan a las personas.

En 1962, la ambientalista estadounidense Rachel Carson advirtió que la alianza entre la industria y el gobierno estaba envenenando la tierra y la salud humana. Dijo: "Si la Declaración de Derechos no contiene ninguna garantía de que un ciudadano estará seguro contra los venenos mortales que son distribuidos por funcionarios públicos o particulares, seguramente es porque nuestros antepasados, a pesar de su considerable sabiduría y previsión, no hubieran concebido ningún problema de este tipo".51

Veinte años después, los padres de niños que sufrieron lesiones por vacunas en el área de Washington DC fundaron una institución educativa benéfica conocida hoy en día como el Centro Nacional de Información sobre Vacunas y pusieron en marcha el movimiento de seguridad y consentimiento informado en Estados Unidos52, mientras que los movimientos ambientales53, de seguridad alimentaria54 y salud integral,55 56 57 de la década de los 80 también fueron impulsados por personas comunes que exigían el derecho del los ciudadanos a saber y la libertad de tomar el control de su salud.

Estos movimientos populares han estado unidos por una verdad: el gobierno ha traicionado la confianza pública al establecer asociaciones empresariales con las industrias químicas y farmacéuticas que tienen como prioridad a sus ganancias y no a las personas.58 59 60 61 62 63 64

Y ahora, en el siglo XXI, cuando todo el mundo conoce a alguien que estaba sano, se vacunó y nunca volvió a gozar de buena salud, las asociaciones público-privadas entre las industrias y el gobierno están despojando a los ciudadanos de su derecho al consentimiento informado para tomar riesgos médicos. Se están aprobando leyes que eliminan el derecho de las personas de los Estados Unidos a ejercer su libertad de pensamiento, conciencia y creencias religiosas65 con el fin de que puedan ser chantajeados para aceptar el uso de vacunas con riesgos inaceptables que tampoco funcionan como dicen.66 67

Albert Einstein, quien tuvo orden de arresto en Alemania en los años treinta, cuando habló en contra de la censura y la persecución de las minorías, dijo: "Nunca hagas nada en contra de tu conciencia, aunque te lo exija el Estado".68

No hay libertad más fundamental en los derechos naturales e inalienables que la libertad de seguir nuestra conciencia al elegir lo que estamos dispuestos a arriesgar, nuestra vida o la vida de nuestros hijos.

Aunque todos nacemos iguales, con los mismos derechos ante la ley, no nacemos de la misma manera. Cada uno de nosotros nace con genes distintos y un microbioma único que está influenciado por la epigenética que afecta la manera en que respondemos a los ambientes en que vivimos.69 70 71 72 No todos respondemos de la misma forma a las enfermedades infecciosas73—o a los medicamentos como las vacunas74--y los médicos no pueden predecir cuál de nosotros resultará lastimado.75

Esto significa que no todos en la sociedad estamos resistiendo los riesgos de las vacunas, y de hecho, la vacunación forzada es una selección de personas vulnerables a las vacunas para el sacrificio.

¿Por qué deberían valorarse menos las vidas de las personas vulnerables a las complicaciones de las vacunas que las de las personas vulnerables a las complicaciones de las infecciones?

¿Y por qué las personas no deberían ser libres de elegir estar saludables de formas que representan mucho menos riesgos?76

Estas son preguntas científicas y éticas legítimas que no deben ser ridiculizadas por el gobierno, las organizaciones médicas y los miembros de los principales medios de comunicación que demonizan a un creciente número de personas que se preguntan por qué tienen un hijo o conocen a un niño, que nació saludable y luego de repente retrocedió física, mental y emocionalmente y se unió a la categoría de los ‘heridos ambulantes’. Las personas no entienden porqué el gobierno se niega a financiar o a dirigir estudios científicos metodológicamente sólidos para averiguar porqué los cuerpos de tantos niños y adultos demasiado vacunados se encuentran en crisis, plagados de inflamación crónica que es común en la mayoría de las disfunciones cerebrales y del sistema inmunológico.77 78 79 Los médicos lo diagnostican como:

• TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad)80 81 82
• Epilepsia83
• Alergias84
• Autismo85 86 87 88
• Enfermedad inflamatoria intestinal,89 90 de la tiroides91 y enfermedad metabólica92
• Artritis reumatoide93
• Obesidad94
• Cáncer95 96 97
• Esquizofrenia98 99 y
• Depresión100

La situación no siempre fue así en los Estados Unidos. Yo crecí en los años 50 y 60 y recuerdo cuando todos los niños tenían sarampión, paperas y varicela antes de los 10 años, pero no había aulas de educación especial en las escuelas públicas para albergar a tantos niños con discapacidad, autismo y trastornos emocionales. Recuerdo cuando era raro que hubiera un niño que no podía aprender y la mitad de los estudiantes no traían autoinyectores de epinefrina101 ni inhaladores para el asma102 en sus bolsillos, y no había necesidad de tener reservas de Ritalin y Prozac en la enfermería de la escuela para los estudiantes.103 Recuerdo cuando comíamos sándwiches de mantequilla de maní y mermelada para el almuerzo sin temor a que mataran a uno de nuestros compañeros de clase.104 105

La emergencia de salud pública más grande de los Estados Unidos no son los casos de sarampión en Disneylandia en una población de 320 millones de personas,106 107 108 donde menos del 1 % de los niños no están vacunados109 y el 95 % de ellos habían recibido dos vacunas contra el sarampión y cinco para la tos ferina,110 más docenas de dosis de otras vacunas.

La verdadera emergencia de salud pública en los Estados Unidos es la que está siendo cubierta por las agencias gubernamentales que trabajan largas horas con la industria y los medios de comunicación para distraer, engañar, obstaculizar y restringir la libertad de las personas del país, para tomar el control de su salud.

La reacción de los promotores de las vacunas y otras personas que fomentan las leyes de vacunación forzada "sin excepciones", es etiquetar a los padres que están en desacuerdo con ellos como "egoístas", además de insinuar que son "abusadores de menores". O insistir, como el pediatra Paul Offit, que las lesiones provocadas por las vacunas y sus muertes son un mito y que los niños pueden recibir con seguridad 10 000 vacunas a la vez.111 O, como el pediatra Peter Hotez que le pide al gobierno de los Estados Unidos y al G20 comenzar una guerra contra los padres en Estados Unidos que defienden las exenciones de las leyes de las vacunas.112

El Dr. Hotez pide que los padres que no estén de acuerdo con él sean "sofocados"--lo que significa "extinguirlos, suprimirlos, aplastarlos o matarlos".113

Así que cuando el Congreso asigna $ 1 billón de dólares anuales al Departamento de Salud,114 los funcionarios del gobierno empleados por los CDC, el NIH y la FDA no usan ese dinero de los contribuyentes para financiar investigaciones de calidad con el fin de identificar a los niños con alto riesgo de lesiones a causa de la vacunación o para comparar la salud de los niños vacunados y no vacunados y averiguar porqué los padres informan de manera regular que los niños no vacunados son más saludables y obtienen calificaciones más altas en la escuela, en comparación con los niños vacunados.

No utilizan ese dinero para descubrir porqué los microbios infecciosos están evolucionando en formas más virulentas y resistentes a las vacunas,115 116 117 118 o para saber cuántos niños están desarrollando mutaciones genéticas después de la vacunación que daña su ADN.119

En cambio, los funcionarios de salud pública esconden sus cabezas y colaboran con la industria para crear cientos de nuevas vacunas experimentales120 que seguirán un proceso rápido para obtener la licencia121 y para que se le apliquen a la fuerza a usted y a todas las personas que conoce, sin excepciones ni preguntas. Crean sistemas de seguimiento electrónico del historial médico, que son operados por el gobierno;122 ponen en contra a los ciudadanos al hacer públicas las tasas de vacunación escolar en el sitio web de los CDC;123 y se filtran en las iglesias y legislaturas para presionar con el fin de que todas las personas en los Estados Unidos se adhieran a los programas de vacunación desde que nacen hasta que mueren.124 125 126 127 128

Hoy en día, si usted vive en California129 o en otro estado que haya eliminado las exenciones de vacunación consciente o por creencias religiosas, y se rehúsa a aplicarse una vacuna aprobada por el gobierno, no puede recibir educación escolar, atención médica o ser empleado como trabajador para la atención de salud o para niños, a menos que encuentre un médico que le escriba una exención médica para la cual el 99.99 % de las personas en Estados Unidos no cumplen los requisitos de los CDC.130 131 132

¿Y en el futuro? Bueno, si las personas en Estados Unidos no se levantan y dejan de arrodillarse y adorar a los médicos que promueven la ciencia obsoleta, el día de mañana no será capaz de subirse a un autobús, tren o avión; entrar a una tienda o a un campo deportivo; obtener su licencia de conducir, pagar sus impuestos o vivir en sociedad a menos que pueda demostrar que ha recibido todas las vacunas que la industria crea y los médicos que implementan las políticas del gobierno le ordenan que reciba.

Y si usted o su hijo se vacunan, sufren inflamación cerebral y nunca recuperan su salud, puede estar seguro de que será descartado sólo como "una coincidencia", o será etiquetado como defectuoso genéticamente con la afirmación de que habría sufrido daños cerebrales incluso sin la administración de las vacunas.133 Esto ya se está haciendo y es tan fácil de hacer cuando nadie de los que hacen, venden, otorgan licencias, dan y votan a favor de las vacunas tiene ninguna responsabilidad en un tribunal civil.

Y quienes saben en el fondo de su ser que sus hijos están en peligro, son las madres, que llevan a sus bebés en su interior durante nueve meses, dan a luz y están dotadas de un instinto primitivo que Dios les dio a las mujeres para que tengan el valor de proteger a sus bebés de los daños hasta que sean capaces de sobrevivir por si mismos. Ese imperativo biológico está conectado a nuestro ADN porque es lo que protege la supervivencia de todas las especies de la tierra.134 135 136 137 Sin embargo, las madres, quienes conocen mejor a sus hijos, están siendo intimidadas, ridiculizadas y castigadas si usan su intelecto, escuchan sus instintos y se niegan a quebrantar la conciencia de cuidar a sus hijos.138

Es hora de rechazar la cruel ética falsa del utilitarismo que apoya las leyes de la vacunación obligatoria y justifican el sacrificio de los niños al reducir lo moral a una ecuación matemática.139

Cuando el Estado considera que uno de nosotros es prescindible, entonces todos somos prescindibles.

Y si ahora el Estado puede etiquetar, investigar y obligar a las personas a ser inyectadas con productos biológicos de toxicidad conocida y desconocida, entonces no habrá límites sobre qué libertades individuales podrá quitarnos el Estado en nombre del bien común, en un futuro.

Sólo podemos deshacernos de las cadenas químicas que nos enferman si actuamos para infundir la verdad, integridad y compasión en el gobierno y para defender la libertad de pensamiento, expresión, conciencia y consentimiento informado para asumir riesgos médicos.

En el siglo XXI no hay un llamado más grande para las personas de los Estados Unidos que defender los valores culturales y derechos humanos que nos protegen contra la tiranía.

No van a callarnos. No nos iremos.

Somos hijas e hijos de la libertad y nuestra lucha sigue:

No a la vacunación forzada. No en los Estados Unidos.